donde las estrellas pintan el firmamento,
la poesía encuentra su eco eterno,
en cada rincón celestial, un sentimiento.
Las galaxias danzan en sublime armonía,
como versos que fluyen en el espacio,
nebulosas y planetas en melodía,
creando una sinfonía de luz y abrazo.
Los astros, cual palabras en el éter,
componen una historia sin final,
y en cada constelación puedo ver,
el poema universal, sublime y celestial.
La Luna, musa de los amantes,
refleja en su fulgor romanticismo,
y los cometas, viajeros errantes,
dejan estelas de mágico lirismo.
En cada supernova, un renacer,
en cada agujero negro, un misterio,
el universo entero, un placer,
para el poeta y su verso sincero.
Así, en cada verso sobre el espacio,
la poesía se eleva en su esencia,
capturando la grandeza y el abrazo,
del universo, fuente de inspiración intensa.
Y en nuestra pequeñez, al contemplar,
la inmensidad que nos rodea,
en el universo podemos encontrar,
la eternidad de la poesía que crea.
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